domingo, 1 de marzo de 2009

La libertad no se dá, se toma.



Harto de lo políticamente correcto, del relativismo y del buenismo imperante levanto mí voz.
Aburrido de que me juzguen y de no poder opinar tomo mí libertad y hago uso de ella, que no abuso.
Ahora que sólo vale seguir a una masa aborregada y conformista pienso ser cada día más independiente y no callarme.
Porque para que una sociedad viciada y corrompida se regenere hay que destruirla, cómo se destruyó Roma presa de su bajeza moral, criticaré
hasta la saciedad eso que ahora se denomina nuevo orden social.
Así que cada vez que algo no me guste o me parezca una grandísima soplapollez pienso criticarlo sin ambages ni medias verdades, sin faltar a nadie pero sin importar a quien pueda molestar.
Y haciendo uso de este medio tan moderno y progre empiezo por el:

FÚTBOL

Relájense es una mera crítica.

El fútbol, por desgracia, se ha convertido prácticamente en el deporte único. Acumula el 75% de las licencias deportivas que se expiden en España. Además en la mayoría de los casos es un deporte 100% subvencionado, los ayuntamientos no cobran por hacer uso de las instalaciones, les apoyan económicamente, etc. Los citados clubes se limitan a pagar al árbitro y el material (en gran parte ayudado por patrocinadores). Se escudan en que enseñan a los jóvenes lo bueno que es el deporte siendo esto mentira. Son entrenados por gente sin criterios ni conocimientos, su formación ni siquiera es física, aunque en muchos casos pongan toda su ilusión. En cuanto a los valores que imperan en otros deportes (respeto al contrario, disciplina, orden, espíritu de equipo, sacrificio) desaparecen en el fútbol a la par que los niños crecen, siendo inexistentes más allá de infantiles. Es normal asistir a como madres y padres insultan a los árbitros, discrepan con entrenadores, faltan al respeto de jugadores contrarios e incitan a conductas vomitivas a niños de poco más de 14 años.
Es necesario que nos planteemos si esta es la educación deportiva que queremos para los más pequeños. Sólo hay que darse una vuelta por un Kumite (competición de Karate), una competición de atletismo o de gimnasia, un partido de rugby, waterpolo o incluso basket para darse cuenta de que hay otras opciones mejores que también merecen el apoyo de las instituciones.
Por desgracia el fútbol no es más que otra máquina de hacer dinero, de inculcar valores patéticos a la juventud (mirar si no a los jugadores), y de dar protagonismo a una cantidad ingente de individuos que fuera de este patético universo no serían ni mamporreros.


Bueno comentar que habrá excepciones pero muy pocas; se que no se puede generalizar pero, para mí desgracia, lo compruebo un fin de semana si y otro también. Y por último decir ¡Hala Madrid Hala Madrid Hala Madrid!

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